Tocar un instrumento musical es una actividad que tiene magia. La has sentido cuando ves a alguien tocar guitarra, piano o violín en una película o en un recital. Ves algo en los ojos de las personas, en sus manos, en su espíritu que se conecta con ese elemento que hace música.
Aprender a tocar un instrumento musical trae numerosos beneficios a niños y adultos. Sí, como lees. ¡Adultos! Porque estos también pueden aprender. Las condiciones del proceso de aprendizaje cambian, pero eso no quiere decir que un adulto no pueda convertirse en un buen músico. Todo depende de su dedicación, compromiso y constancia.
Tocar un instrumento es, a cualquier edad, una oportunidad para realizar una actividad distinta al estudio, al trabajo y a otras acciones extracurriculares como leer, escribir, pintar o dibujar. Lleva a la persona a ejercitar su capacidad motriz, así como su oído, su pensamiento, creatividad y habilidades artísticas. Aprender a tocar un instrumento implica que te escuches y te conectes contigo mismo.
Estos son cuatro beneficios clave de aprender a tocar un instrumento y, si siempre has soñado con tocar guitarra, piano, flauta o violín, lánzate al ruedo. Ya sabes que nunca es tarde. Si has percibido aptitudes musicales en tus hijos u otros pequeños que te rodean, proponles que se animen a practicar.
Te liberas de estrés
Cuando estás en contacto con la música, tu mente se aleja de lo que te inquieta y preocupa. Si solo escucharla te relaja, imagínate estar concentrado en el instrumento: dónde poner tus manos, qué movimientos hacer, cómo leer la partitura y escuchar con el alma. Te despejarás por completo, le dirás adiós al estrés y, con ello, a las enfermedades y dolencias que este produce en el cuerpo, como síndrome del colon irritable, migraña, tensión muscular, entre otras.
Mejora tu coordinación
No solo es tocar un instrumento sino aprender a hacerlo. Son dos procesos que ponen a trabajar a tu cerebro con un ritmo acelerado. Cuando aprendes, las conexiones entre tus neuronas se transforman, lo que implica que te activas intelectualmente. Concentrarte en el instrumento musical implica integrar tus habilidades motoras con la lectura que hace tu cerebro de los sonidos y las imágenes. Tus sentidos se despiertan.
Ayuda a optimizar tu memoria
En el documental Alive inside, se mostró cómo la música tiene un poder enorme para combatir el alzhéimer. Adultos mayores con la enfermedad lograban recordar las canciones, divertirse y conmoverse así lo demás se les olvidara. Si eso pasa cuando alguien tiene una condición de este tipo, imagínate lo que ocurre con alguien sano. Tocar un instrumento y la música misma te ayudarán a adquirir conocimientos, vivir experiencias maravillosas, ganar recuerdos y extraer de tu cerebro aquellos que están ocultos.
Te expresas y aprovechas tu tiempo
Las actividades artísticas fomentan tu capacidad de expresión. Seguramente has escuchado de lo que significa hacer catarsis. Esta consiste en liberarte de dolores, preocupaciones y tristezas por medio de ejercicios que te invitan a reflexionar. Aprender a tocar un instrumento musical puede ser la manera de reconciliarte contigo mismo, traer nuevas energías a tu vida y descansar.
Te da confianza para hacer amigos
Como te sentirás mejor contigo mismo por hacer algo distinto y conectarte con tus habilidades físicas, intelectuales y emocionales, aprender a tocar un instrumento te servirá para establecer relaciones de confianza con otras personas, sea en una clase (si estás asistiendo a un curso de guitarra o piano, por ejemplo), en tu trabajo o en el sitio en el que estudies.